A lo largo de nuestra vida profesional hemos atendido a personas: niños, adolescentes, jóvenes y adultos, que nos habían referido un gran malestar en diversas situaciones sociales en las cuales, alguien los “insultaba”, “les hacía alguna recriminación por una característica personal de la que no eran responsables”, “los criticaban por algo que habían hecho que no les gustaba” o similares.
Es cierto que mediante algunas reflexiones y la puesta en práctica de determinadas técnicas: “ignorar”, “aserción negativa”, “banco de niebla”, se puede conseguir un doble objetivo: los agresores/provocadores abandonan su práctica y las personas afectadas dejan de “sufrir” estos actos.
Con adultos, las técnicas más potentes, por su rápida eficacia y su mantenimiento en el tiempo, son las que proporcionamos mediante varias sesiones de entrenamiento en asertividad: aspectos conceptuales de la misma y sobre todo habilidades verbales asertivas.
Sin embargo, estas técnicas son muy poco viables con menores y de eficacia limitada con adolescentes.
En nuestra experiencia, hemos conseguido elaborar una sencilla y simple técnica, de uso para todas las edades, pero de la máxima eficacia con menores, desde los cinco años.
En un principio enseñamos a los menores a distinguir “me duele” de “me desagrada”. Y les comentábamos que un golpe, una patada,…, nos duele. Pero que “las palabras no duelen”. De este modo, muy simple, les sugeríamos a los menores que cuando alguien “se meta con ellos”, subvocalicen el “mantra”: las palabras no duelen, las palabras no duelen,…
Cuando alguien te insulta (para leer todo, descargar pdf)