Confianza y lealtad

El término confianza se utiliza para expresar la creencia en que una persona, en determinadas circunstancias, siempre actuará de una manera determinada, normalmente en beneficio de quien confía en ella.

Por lo tanto, la confianza es siempre un supuesto sobre la conducta futura de otra persona. Habida cuenta de que, en la relación de pareja, se refiere siempre a que la otra persona nunca actuará de manera que moleste, perjudique o desagrade a quien confía, la expectativa es siempre en sentido positivo. Esto significa que si confías en que tu pareja no gastará dinero familiar en apuestas o juegos de azar, no mantienes pensamientos que te inquietan respecto a la posibilidad de que lo haga.

Cuando, a pesar de esa confianza, el otro miembro de la pareja, en determinado momento actúa de una manera indeseada, al constatar el hecho, se juzga como una «traición». En un caso como éste, la queja suele que «me ha traicionado», expresión que implica un daño o perjuicio objetivo. En realidad la forma de referirnos a un acto así debería ser: «ha traicionado mi confianza», lo cual de ningún modo es lo mismo que «me ha traicionado a mi». Aquí, una vez más podemos comprobar cómo no es cierto que «hablando se entiende la gente». En realidad, «hablando se engaña en muchas ocasiones la gente».

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