Las personas, a lo largo de la vida, establecen relaciones con otras personas; en la infancia con otros niños y adultos. En la adolescencia, con otros adultos y compañeros de Colegio e Instituto. Entre los 10-12 y los 16-18 años se establecen amistades, bien sean de escasa, media o gran intimidad.
A partir de los 18 años, en la vida de cada persona se suceden múltiples relaciones con otras personas. Esta multiplicidad depende mucho del lugar de residencia y de la movilidad entre ciudades, regiones o países. A mayor movilidad, mayor número de relaciones que se establecen.
En el pasado, las personas residían en pueblos y aldeas, de muy reducida población, por lo que, si no viajaban y se establecían en otros lugares, la amplitud de relaciones que podían establecer era pequeña.
Cuando las personas se trasladaban de sus poblaciones de origen a otras, bien durante los viajes, bien durante su permanencia en tales poblaciones, la amplitud de sus relaciones era mucho mayor.
Si nos trasladamos a la actualidad, con una enorme movilidad, de mayor o menor duración por motivos de trabajo, vacaciones u otros, la posibilidad de establecer relaciones con otras personas se ha hecho enorme.
Algunas relaciones son de muy corta duración, lo que no permite consolidar ningún tipo de afectos, compromisos o recuerdos. Otras son de mayor duración y favorecen el establecimiento de afectos de intensidad variable, de vínculos de tipo laboral, vecindad, amistad o incluso sexo-afectivos.